lunes, 28 de marzo de 2016

Cuentacuentos y leyendas: Abel y la cuchara mágica

Hace mucho, mucho tiempo que escribí una leyenda facilona, un cuento para adolescentes sencillo y un poco tontorrón al estilo de los Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving y que creí perdido irremediablemente en las lagunas digitales del tiempo.





Afortunadamente la casualidad ha invocado su magia una vez más y lo he encontrado en una copia de seguridad que guardaba por ahí, así que, aunque no lo queráis, aquí esta el cuento de 
Abel y la cuchara mágica:



Érase una vez, en el tiempo en que los árabes todavía reinaban imbatibles en España, vivía en la hermosa villa de Medinaceli un joven y prometedor médico judío desesperado por los numerosos casos de muerte por picaduras de animales venenosos que sufría su comunidad.

Abel, que así se llamaba nuestro joven protagonista, contemplaba impotente la inutilidad de los conocimientos médicos de sus maestros para destruir el veneno y se desesperaba cada día más al contemplar el dolor de sus pacientes.

Un día, después de enterrar a una joven que había muerto con terribles convulsiones por la picadura de una extraña víbora, nuestro amigo Abel, atormentado, decidió pasear por la biblioteca de la sinagoga buscando algo de paz y sosiego, pero una vez allí, como por encanto, descubrió una pequeña estantería con libros que no había visto nunca antes.

Abel, presa de una fiebre enfermiza, se dedicó en cuerpo y alma al estudio de los libros prohibidos que desvelaban los misterios cabalísticos de la vida y la muerte, haciendo caso omiso de los consejos del anciano rabino, que le pedía que no siguiese por ese camino.

Al cabo de un tiempo y muchos experimentos fallidos, consiguió forjar una cuchara de plata cubierta de grabados cabalísticos, en la que, si se deshacía nieve pura y virgen, el líquido resultante se convertía en un efectivo antídoto contra todo tipo de venenos, pero tal efecto en el líquido solo duraba unos pocos segundos.

No tardó mucho tiempo hasta que la noticia de tal prodigio llegó a los oídos del sultán de aquellas tierras, que de inmediato reclamó la presencia del joven médico judío y su infalible cuchara mágica.

Sin otra opción posible, Abel se dirigió a la corte del sultán escoltado por una docena de soldados y llevando su cuchara mágica y un buen montón de nieve en el zurrón para mostrarle su trabajo al sultán.

La nieve provenía de la cima de una montaña cercana a la casa de Abel, y él la guardaba en un agujero excavado muy profundo en el sótano de su vivienda, en la que se mantenía fresca durante mucho tiempo.

Pero el trayecto era largo y la temperatura subió a medida que viajaban, y a pesar de los cuidados que Abel puso en mantener la nieve en su estado sólido, ésta acabó deshaciéndose poco a poco hasta desaparecer por completo antes de llegar a su destino.

Una vez frente al sultán, en el salón principal de su magnífico palacio, Abel intentó explicarle de rodillas las condiciones de la magia de la cuchara y que sin nieve no podría efectuar ningún antídoto contra ningún veneno.

El desconfiado sultán no creyó ni una palabra de los ruegos de Abel e hizo que trajesen una cobra en un cesto obligando a nuestro protagonista a que introdujese la mano para que probase la veracidad de su mágica cuchara.

Y aquel fue el final de Abel; retorciéndose de dolor sobre el frío mármol y bajo la indiferente mirada de la corte del sultán, aferrando en su mano el mayor logro de su vida, el que ahora también era el causante de su muerte.







No tiene mucho sentido, ¿verdad? pero, ¿acaso la vida y la muerte tienen algún sentido?

La casualidad, el conocimiento... el poder, la servidumbre... la enfermedad, el dolor... la experiencia, la curiosidad.

Últimamente la gente no quiere detenerse mucho tiempo a meditar sobre la vida, para entender a otra persona, para escuchar al vecino, para aprender... todo tiene que ser inmediato y completamente satisfactorio, o no dedicamos ni un solo segundo a reflexionar sobre lo que nos rodea.

Y hasta aquí mi reflexión gratuita de hoy.



¡Hasta la vista, frikis!



lunes, 21 de marzo de 2016

La Marca del Anticristo - Código de Barras

Hace ya un tiempo, paseando por las fiestas de mi barrio, se me acercó un tipo pequeñito y moreno y me dió un panfleto con una portada absolutamente acojonante:





LA MARCA DEL ANTICRISTO 
¡ESTA PREPARADA!


Podría perfectamente ser una portada de una novela de ciencia ficción de los 70, puede ser que por eso me cautivara inmediatamente.

El panfleto empieza explicando qué es el codigo de barras, cómo funciona, cuándo se implementó, etc... de forma clara y concisa, es extrañamente didáctico, y cuando empiezas a disfrutarlo a nivel intelectual te encuentras el primer WTF?!


“Dentro de pocos años se empezará a marcar el número de identificación (cifrado en código de barras), en cada uno de los miles de millones de habitantes del mundo.”


Lo curioso es que, como reza el mismo panfleto al final del mismo, este folleto fue escrito en 1991, y mirando el calendario actual resulta que estamos en 2016... han pasado 25 malditos años desde que se realizó esta extraña profecía... entonces ¿qué coño significa eso?

Lo primero que me viene a la mente es que si el código de barras es el símbolo del anticristo, hay que admitir que el demonio lleva un retraso bastante grande en tatuarnos su marca a todo el mundo.

Un retraso a todas luces injustificable que me hace sospechar que dicha concesión la tiene una empresa española. No me extrañaría oír que, dentro de poco, este proyecto sufrirá repentinos y abultados sobre costes.

Fuck you, bestia del demonio, las empresas españolas hacemos las cosas a nuestro ritmo. Si querías seriedad en el desarrollo y las fechas habérselo encargado a una empresa alemana, capullo, ahora ajo y agua.

Marca España en el Apocalipsis, podéis esperar sentados, chicos.






"El número de identificación se esta convirtiendo en Único, pues se esta uniformizando con él, licencias de conducir, pasaportes, seguro social, cédula electoral, etc..."


Mi carnet de conducir no tiene código de barras. mi pasaporte tampoco, mi carnet de la seguridad social no...  PERO MI TARJETA CENSAL SÍ!!!!!!!!!!!

Un acierto entre Cuatro para mí es algo muy real en lo que pensar... no neguéis la evidencia, putos ateos, el señor nos envía las señales....



“Una identificación única es una realidad no sólo en Bolivia, sino ya en todo el mundo.”


Joder, puto Partido Popular y sus recortes en I+D, hasta Bolivia nos ha avanzado en esto de identificar a los hijos del mal de forma evidente.





Y la cosa sigue con más frases WTF?! que no tienen ningún desperdicio:




“Con la tecnología actual (de este tiempo del fin), el gobierno del Anticristo utilizará el código de barras (binario) para marcar, identificar y controlar las actividades de todo ser humano.”


Pensaba que eso lo hacía Google con su buscador y también Apple con sus estúpidos iPhone, no una simple representación gráfica de números, pero bueno, me fío de esta gente porque parece que saben de lo que hablan. Como Urdangarín en sus declaraciones ante el juez.

Me extraña también el comentario de “binario”, los procesadores también funcionan con un código binario, ¿los ordenadores son el mal? ¿los móviles son el mal? ¿nuestro adorado robot Cortocircuito es el mal? ¿o solo la representación gráfica con barras negras es la señal de la bestia?

A todo esto, ¿en qué queda el Código QR? Que en realidad no es más que un código de barras bidimensional y se esta usando cada vez más... yo sugiero que lo incluyan en el panfleto cuanto antes mejor, porque "la tecnología actual" avanza echando virutas.






“Con esta marca binaria que las computadoras descifran a la velocidad de la luz, las personas podrán efectuar cualquier transacción comercial de compra y venta, sin utilizar dinero en efectivo...”


Primero: La velocidad de la luz en el vacío es por definición una constante universal: 299.792.458 m/s. No entiendo como puede aplicarse a la lectura de un código de barras por un ordenador. También puede ser porque sea un poquito corto.

Segundo: Si las máquinas leyesen tan rápido los códigos de barras, ¿por qué siempre hay cola en los cajeros de los supermercados? A veces la cajera pasa 4 veces el puto código de barras por el lector y no hay manera, y entonces tiene que llamar a Osvaldo por el megáfono para preguntarle el precio de mi crema para las hemorroides DELANTE DE TODO EL MUNDO. A veces creo que lo hace a propósito la muy hija de puta.

Tercero: Si el banco no ve dinero efectivo en tu cuenta bancaria, no va a permitir esa transacción, por muy infernal que sea ese código de barras, desgraciadamente el dinero en efectivo es totalmente necesario para que un mindundi como yo se pueda sentar en una silla sin sentir un desagradable escozor en el ojet, ¿vale?



“Por ejemplo,el número en código de barras de la cinta magnética de esa tarjeta [de débito o crédito], será cambiado de lugar: la frente o la mano derecha de todo ser humano. Ahora (2005) sabemos que el cambio mencionado en 1991, se puede lograr mediante un microchip implantado bajo la piel con tecnología de identificación mediante radiofrecuencia RFID.”


La cinta magnética de una tarjeta de crédito no lleva un código de barras. Un código de barras son líneas negras sobre un fondo blanco. No mezclemos cosas, coño, el binario es el binario, y el código de barras es un código de barras (creo que esto ya lo dijo Rajoy en su día). La cinta magnética lleva su información grabada gracias a la magia de la electricidad. Magia buena, claro, de la que nos envía Jesucristo montado en su velociraptor.

Otra cosa: ahora estamos en 2016, no en 2005, llegas a mis manos 11 años tarde, maldita sea... y además, con tantos años bailando esto parece un mal remake de Regreso al Futuro.

Entonces, que yo me aclare ¿ahora el mal es el microchip? ¿Cualquier cosa que lleve información cifrada en sí misma es el mal? ¿La impresora de Guttenberg era el mal? ¿Un USB es el mal? ¿El DNI es el mal desde siempre o solo desde que añadieron la letra al final?






""Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre" (Apoc. 13:17). ¿Se dio cuenta? ¡El apóstol Juan en el libro de Apocalipsis ya nos habló del dinero electrónico!"

Las faltas ortográficas son originales del panfleto, que conste que yo lo copio literalmente.


Eeeeehhhhhh, coño, y también vió los sellos de los seguratas en las manos para volver a entrar a los garitos y consumir.

Aunque pensándolo bien en esa frase no dice nada de dinero, solamente que había que tener una marca para comprar y vender, igual que hay que poseer un permiso del ayuntamiento para poder poner un puesto en el mercadillo los domingos y vender braga-fajas. Y no por ello la braga-faja predice el fin del mundo... ¿o sí?



"Tú has debido notar que hay dos barras verticales negras y dos blancas a laizquierda, al centro y a la derecha. El número que representan es 6 a la izquierda, 6 al centro y 6 a la derecha.... ¡666!"


Lo cierto es que esta es una aseveración muy sofisticada, en cierto modo me sorprende que hayan llegado tan lejos en este punto. Observemos más de cerca.



En un código de barras, el 6 estaría reflejado por:

barra-espacio-barra-espacio-espacio-espacio-espacio


Como en un código de barras normal efectivamente aparecen 3 separadores con este formato:

barra-espacio-barra



Que es el principio de la codificación del número 6, pues dicen que es el 6, PERO NO LO ES!!!!!!

Obviamente eliminar lo que no te interesa de un número, no hace automáticamente el número que a tí te interesa. Lo sabré yo, que:

a) el primer suspenso de mi vida fué en matemáticas porque el profesor no me creyó que donde ponía 125 en una respuesta del examen, yo veía claramente un 129.

b)  he intentado cobrar repetidas veces un número de la ONCE porque coincidía la primera parte del número premiado y no ha habido manera de que me lo pagasen.


Pero muy buen intento, oye. Casi le da un cierto toque coherente a los argumentos. Casi.



"Ahora (2005), tenemos otro dato adicional: Bill Gates, en código ASCII, tiene un número 633. Bill es el tercero (3) en su dinastía. "Three" (tres en inglés) es también su apodo. Sumamos 663 + 3, ¡nos da igual a 666!"


Ahora sí que la han clavado, no hay duda.

Los demonios del infierno nos tatuarán a Bill gates en las manos o en la frente, y eso será la llegada del Apocalipsis.

Y todo tiene sentido. Las señales estaban ahí. El sufrimiento infernal que tener que aceptar las actualizaciones automáticas de Windows.

Un momento, yo nací en un día 6.
Y si al mes en el que nací le restas un número en concreto, también sale 6.
Y cuando iba a Cuenca de vacaciones, hemos llegado a ir en un Seat 6 personas todo el viaje.
Si lo unes todo, sale 666.

Wait a second... ¿eso significa que el anticristo... soy yo?





Amén a todo hermanos del frikismo.



¡Hasta la vista, frikis!



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